Fresa salvaje en cuerpo de mujer (la movilidad en cicla con perspectiva de género)

Fresa salvaje en cuerpo de mujer…o cómo el nombre de una canción de comienzos de los años setenta (que en Mi Cali Bella es un establecimiento musical)  me lleva a pensar en las necesidades estratégicas de género en torno a la movilidad en bicicleta:

Hago parte de Cicloamigos, sí una organización que para algunos tiene un nombre “masculino”, o ¿tendríamos que decir también cicloamigas para que las mujeres nos sintamos incluidas? No lo creo, al menos yo no lo siento así, pues desde 1997, año en el que ingresé a la organización, el tema sustancial ha sido y sigue siendo la seguridad y el confort para la movilidad en bicicleta sin distinción de género, o mejor: seguridad y confort para mujeres y hombres que transitamos la ciudad en bicicleta, para lo cual la participación ciudadana haciendo uso de los mecanismos constitucionales de defensa de los derechos fundamentales y colectivos, nos ha permitido incidir en las políticas públicas de movilidad en nuestra ciudad, desde el POT en el 2000, hasta su actualización en el presente año y en la formulación del Plan Maestro de Ciclorutas en el año 2008.

Desde la perspectiva de una movilidad segura en términos de contar con infraestructura que nos permita transitar sin peligro de ser arroyados por los vehículos automotores e incluso una movilidad segura donde los diferentes actores en la vía reconozcan y respeten nuestro transitar, identificando el cierto grado de vulnerabilidad que conlleva ir en bicicleta, podemos determinar que se trata de consideraciones incluyentes. Sin embargo, bien sabemos que existen otro tipo de consideraciones que desde la perspectiva de género son también importantes empezar a tener en cuenta, toda vez que la ciudad se vive y se asume en ocasiones de manera diferente desde el punto de vista de las mujeres. Es aquí cuando se piensa en lo importante que resulta para las ciudades el poder contar con iniciativas enfocadas hacia las mujeres.

¿Cómo es esto posible? Pues bien, por ejemplo, ciertos entornos en las ciudades se constituyen en inseguros para las mujeres, donde han sido agredidas o abusadas o violentadas, entornos a veces solitarios u oscuros, entonces la seguridad toma otras dimensiones, a esto es a lo que llamamos trabajar con perspectiva de género, las preguntas que surgen son: ¿Jugamos las mujeres un papel en el desarrollo de la movilidad en nuestras ciudades? ¿Qué tenemos las mujeres que aportar a la causa por una movilidad segura y confortable? ¿Ritmos, tiempos, fuerza, son variables uniformes que deben ser consideradas a la hora de diseñar la infraestructura segura para la movilidad de mujeres y de hombres en bicicleta?

Para mis compañeros de Cicloamigos, para Gloria Rivera en Suiza y para mí, estas preguntas se constituyen en nuevas reflexiones para nuestro accionar, que esperamos sean alimentadas también desde los otros colectivos que ruedan en la ciudad: En bici arte, Hemoraiders, Sabbat Rueda la Fuerza, BiciMía.

No me atrevo a decir que la bicicleta sea un vehículo que contribuya con nuestro empoderamiento como mujeres, cada una y cada uno vive su movilidad de manera individual e independiente, pero de lo que sí  estoy convencida es que tomar una bicicleta y salir  en ella es un acto de libertad, acaso la libertad es un camino emancipador, acaso la emancipación sea un camino hacia nuestro propio empoderamiento… acaso. 

Olga Lucía Correa H.